El dolor de espalda se refiere al dolor o malestar en la región dorsal (espalda) del cuerpo, que puede surgir de anomalías en las vértebras de la columna, los músculos de la espalda, los tendones, los ligamentos, o las estructuras neurales. Aunque el dolor de espalda y otras lesiones musculoesqueléticas pueden estar usualmente vinculadas a un evento identificable, como levantar objetos de forma incorrecta, a menudo hay antecedentes de factores estresantes que han comprometido la integridad de los tejidos involucrados y que preceden a la aparición del dolor de espalda. Piense en el dicho de la gota que colmó el vaso. Algunos de estos factores estresantes pueden no estar relacionados con la actividad física. Uno de esos factores del estilo de vida que ha sido vinculado con un alto riesgo de padecer dolor de espalda es fumar.
La bibliografía actual sugiere que fumar contrae los vasos sanguíneos, lo que restringe el flujo sanguíneo y la entrega de nutrientes a los tejidos del cuerpo, incluida la espalda. Esto puede provocar inflamación, una cicatrización más lenta, degeneración discal, reducción de la densidad ósea, y fatiga muscular—todos estos factores que pueden incrementar el riesgo de dolor de espalda. Además, los fumadores son menos propensos a ser físicamente activos y más propensos a la ansiedad y el estrés, que también están vinculados con un mayor riesgo a padecer dolor de espalda.
En un amplio estudio prospectivo de cohorte que duró casi 13 años e incluyó a 438.510 adultos, los investigadores observaron que los fumadores activos son un 50% más propensos a desarrollar dolor de espalda que los que nunca fumaron. Además, el riesgo de lumbalgia entre los fumadores se incrementa hasta en un 45% para aquellos con un historial de tabaquismo superior a 30 años-paquete (un año-paquete equivale a 365 paquetes de cigarrillos) o aquellos que fuman 30 o más cigarrillos al día. El riesgo de padecer dolor de espalda también es mayor entre las mujeres fumadoras. Otro estudio informó que los fumadores pueden desarrollar dolor de espalda inflamatorio a una edad más temprana y experimentar una evolución peor de la enfermedad.
Para los fumadores que desarrollan dolor de espalda, un estudio poblacional realizado en Suecia en el 2010 y publicado en el 2022 encontró que fumar diariamente reducía el riesgo de un pronóstico favorable en aproximadamente un 21%. En un estudio del 2023, los exámenes de 54 pacientes con lumbalgia crónica revelaron una asociación entre los cigarrillos fumados por día y peores puntuaciones en las evaluaciones de la intensidad del dolor, las creencias de evitación del miedo, y la discapacidad.
Es momento de escuchar buenas noticias. Un análisis de los datos del Estudio Longitudinal Inglés del Envejecimiento (ELSA) examinó los datos de 6.467 hombres y mujeres mayores y de la mediana edad y encontró que aquellos que dejaron de fumar experimentaron una disminución en el riesgo de padecer lumbalgia. De hecho, sus conclusiones sugieren que los exfumadores pueden tener un riesgo similar de padecer lumbalgia que los que nunca fumaron si pueden mantener la abstinencia de fumar durante solo cuatro años. Sin embargo, si recaen en ese período de tiempo, el riesgo de dolor de espalda parece ser el mismo que el de aquellos que siguieron fumando.