Los trastornos asociados al latigazo cervical son un término utilizado para caracterizar la constelación de signos y síntomas que comúnmente resultan de la rápida aceleración y desaceleración de la cabeza y el cuello, más a menudo debido a colisiones automovilísticas. Ya sea por recomendación de un amigo, familiar, o un abogado especializado en lesiones personales, o bien por autorremisión después de que otros métodos de tratamiento no lograran un resultado satisfactorio, muchos pacientes con latigazo cervical acuden a un consultorio quiropráctico.
Cuando el paciente llega por primera vez, se le recibirá y se le pedirá que complete la documentación relacionada con su colisión automovilística, incluyendo la aparición inmediata y tardía de los síntomas, las condiciones climáticas y de la carretera, y los detalles específicos de la colisión (velocidad, dirección del impacto, impactos múltiples, posición de la cabeza en el momento del accidente, despliegue del airbag, tamaño de los vehículos involucrados, y más). También se les puede pedir que anoten en un dibujo del cuerpo humano dónde sienten dolor (un diagrama de dolor) y que completen cuestionarios sobre síntomas musculoesqueléticos y anímicos, así como sobre su salud personal y sus antecedentes familiares.
Los datos proporcionados por el paciente guiarán la exploración física. Esto puede incluir una evaluación de la postura desde una posición de pie centrada en el occipucio (cráneo), los hombros, las crestas ilíacas (pelvis), los ángulos de la cadera/rodilla/tobillo/pie; desde un lado para evaluar la postura de la cabeza adelantada, la protracción de los hombros, el balanceo o arqueamiento de la espalda, la posición de la cadera/rodilla/tobillo; y un análisis de la marcha, en busca de patrones de movimiento asimétricos. Cada área de dolencia se someterá a palpación (sensibilidad al tacto, calor/dolor), rango de movimiento, pruebas de provocación y reducción del dolor, y un examen neurológico. Si se justifica, el quiropráctico puede solicitar radiografías y/o imágenes avanzadas (como una resonancia magnética, una tomografía computarizada, o una ecografía).
El plan de tratamiento se adaptará al caso particular del paciente, pero probablemente será de naturaleza multimodal e incluirá terapias manuales (manipulación, movilización, liberación miofascial, etc.) y modalidades fisioterapéuticas (estimulación eléctrica, ultrasonido, láser, tracción cervical, punción seca/acupuntura, etc.) proporcionadas en el consultorio junto con ejercicio en casa, instrucciones sobre el uso de hielo, y recomendaciones para realizar actividades habituales dentro de límites razonables de dolor.
La frecuencia de las visitas puede variar, pero es común que los pacientes sean atendidos con mayor frecuencia inicialmente y que la cantidad de visitas semanales se reduzca con el tiempo. Se controlará la evolución del paciente hasta que logre la máxima mejoría posible. Si el paciente no responde bien al tratamiento, el quiropráctico puede modificar su enfoque y/o referir al paciente a un proveedor de atención médica aliado para que realice servicios fuera de su alcance de atención. ¡La buena noticia es que los pacientes con latigazo cervical suelen responder bien al tratamiento quiropráctico!