El dolor lumbar y el dolor pélvico, son quejas muy comunes durante el embarazo. De hecho, las estimaciones actuales muestran que dos tercios de las mujeres embarazadas experimentarán dolor de espalda durante el embarazo y una de cada cinco reportará dolor pélvico. Estas aflicciones pueden tener un impacto significativo en la calidad de vida de una mujer y en su capacidad para realizar las tareas diarias. Entonces, ¿Dónde encaja la atención quiropráctica en este contexto?
Si bien algunos dolores asociados con el embarazo pueden estar relacionados con cambios en ciertas hormonas, existe evidencia de que el feto en crecimiento desplaza el centro de gravedad hacia adelante, en el cuerpo de la mujer. Este cambio puede afectar en gran medida la biomecánica del cuerpo y generar tensión adicional en las articulaciones lumbares y sacroilíacas, dando lugar a dolor en esas áreas.
Un estudio histórico de 2014 analizó el efecto del tratamiento quiropráctico en 115 mujeres embarazadas con dolor lumbar y dolor pélvico. En pocas palabras, el 52% mejoró con respecto al dolor y la discapacidad después de solo una semana de atención, el 70% después de un mes, el 85% después de tres meses y el 90% después de seis meses.
Curiosamente, las pacientes que tenían dolor lumbar y pélvico antes del embarazo tendían a tener puntuaciones de dolor más altas al final del estudio que aquellas sin antecedentes de dolor lumbar y pélvico. Este hallazgo respalda la teoría de que las mujeres que tienen antecedentes de dolor lumbar anterior al embarazo son, particularmente, buenas candidatas a recibir atención quiropráctica en las primeras etapas del embarazo. Además, debido a un vínculo común entre el dolor lumbar persistente después del embarazo y el dolor lumbar previo al embarazo, la atención quiropráctica posparto puede ser igualmente importante.
Este estudio incluyó a una gran cantidad de quiroprácticos en varios lugares y el tratamiento no estaba estandarizado en un método o técnica específica. Dicho esto, la terapia de manipulación espinal (TME) de alta velocidad y baja amplitud fue el enfoque más comúnmente utilizado, y es el "tratamiento estándar" utilizado por la mayoría de los quiroprácticos en todo el mundo. A medida que se realizan más investigaciones, parece claro que el uso de TME durante el embarazo se convertirá en "la norma".